MEDUSAS

Las costas andaluzas, especialmente las bañadas por aguas mediterráneas, vienen registrando en los últimos años la presencia de medusas. Estos animales se encuentran sujetos a las corrientes marítimas originadas por los vientos y la temperatura superficial del agua, que favorece su ciclo reproductor cuando es cálida.
Para evitar una posible picadura de medusa es fundamental seguir las indicaciones de peligro que se coloquen en la playa por la Administración local o la bandera roja que señaliza el peligro de entrar en el agua. Si se encuentra alguna en el agua, es importante apartarse y no tocar las que aparezcan en el agua o en la arena aunque parezca que están muertas, ya que la capacidad tóxica persiste. Para evitar riesgos, se pueden utilizar prendas de protección como trajes de neopreno, guantes y gafas.
Ante un picadura, es conveniente lavar abundantemente la zona con algún agente desintoxicante, como ácido acético o vinagre. También se pueden lavar las lesiones con agua salada o suero fisiológico, pero nunca se debe utilizar agua dulce, toallas, papel, arena o la mano desnuda.
A la hora de eliminar los restos de tentáculos u otras partes de la medusa se debe hacer con las manos protegidas y con cuidado, utilizando pinzas u otro objeto con borde fino. Tampoco debe rascarse la zona afectada, al menos hasta que haya quedado limpia.
Si las lesiones provocan dolor, el mejor tratamiento suele ser la aplicación de frío de forma intermitente en periodos de 5 y 15 minutos con una bolsa de plástico que contenga hielo para que el agua dulce no entre en contacto con la herida. Nunca debe aplicarse calor, ya que puede aumentar la absorción del veneno.
Los síntomas más frecuentes asociados a una picadura suelen ser dolor intenso e inmediato, picor en la zona afectada, ronchas e inflamación. Si la persona que ha sufrido la picadura sufre un empeoramiento de su estado general, es importante trasladarla al centro de primeros auxilios más cercano o, si es necesario, a un hospital